Revisando artículos sobre Bioeuroemocion, encontré este en particular sobre dietar relaciones toxicas.
Aqui les dejo el articulo completo y link a su pagina
En muchas ocasiones las lealtades familiares bloquean nuestro desarrollo personal.
Una de las fases mas importantes para cumplir con nuestro desarrollo psíquico y espiritual es el proceso de individuación. Este proceso se refiere a realizarse como individuo y a llegar a ser uno mismo. En nuestra infancia se nos educa en entornos en los cuales la disciplina y la obediencia son fundamentales para la supervivencia dentro de un sistema familiar. Todo esto debe cambiar al ser adultos, y se deja esta dependencia para encontrar la propia madurez y la gestión responsable.
No poder avanzar en esta dirección influye en muchos de los conflictos de la edad adulta. Una de las dificultades más importantes se da cuando en nuestro sistemas familiares no encontramos la solución a nuestros conflictos puesto que, muchos de ellos, tienen el origen en este mismo sistema.
Esta es la base sobre la cual la Bioneuroemoción concibe el concepto de Cuarentena. Algunos progenitores educan a sus hijos para que sean libres emocionalmente y adultos responsables de sus vidas. Estos padres no piden nada a cambio de todo lo que han decidido ofrecerles en su proceso de acompañarles hacia la madurez y comprenden que nuestra libertad emocional es el mejor regalo que nos pueden ofrecer. El problema viene cuando, en otros casos, nos vemos sometidos a un sistema de lealtades que nos impide encontrar nuestra propia libertad emocional y hace que nos sintamos unidos a nuestra familia desde la culpabilidad o la dependencia. Es en este punto cuando el individuo no consigue separar su “yo” de su “yo familiar” y, debido a ello, no llega nunca a su edad adulta. Hay personas que proyectan culpabilidad sobre nosotros porque estamos cambiando y eso les hace sentir incómodos. Se produce entonces la paradoja de sentir que nuestra libertad hace daño a los demás.
La clave está en tomar nuestras propias decisiones libre y voluntariamente.
Es por eso que en algunas ocasiones llevamos a la persona a tomar conciencia de ello y les recomendamos un proceso, ya sea físico o mental, en el que puedan diferenciarse durante un tiempo de su sistema familiar. No se trata de realizar un acto de separación desde el resentimiento, sino de un acto de reemprender el camino hacia la edad adulta y encontrarse con aquellas partes de uno mismo que necesitamos integrar. Se trata de permanecer un tiempo tomando nuestras propias decisiones sin estar condicionados por nadie.
Este proceso, lejos de ser perjudicial para el sistema, es una oportunidad para favorecer su desarrollo. La libertad para uno de los miembros del clan es una oportunidad maravillosa para que otros sigan su ejemplo. Las relaciones no deben estar basadas en la necesidad o la culpabilidad, sino en la decisión libre de compartir un tiempo con una persona. La decisión de estar con nuestra familia debe cambiar de ser un deber a ser un decisión voluntaria y personal del individuo. Una vez lo hayamos conseguido, podemos volver al mismo entorno sin que nos afecte.