El origen de la palabra Doula proviene del griego, donde significaba "esclava de mujer" o sirvienta. Antiguamente se designaba doula a la mujer que acompañaba permanentemente a otra mujer en calidad de servicio. Con el paso del tiempo, la palabra se empezó a usar nuevamente para aquellas mujeres que acompañan a otras en los procesos de gestación, parto y posparto.
Una Doula le ayuda a la mujer gestante a reconectarse con su cuerpo a través de la sabiduría femenina del sentir. Hace muchos años las mujeres pasábamos nuestros ciclos menstruales, gestábamos, paríamos, llorábamos nuestro duelos y perdidas, en compañía de otras mujeres, nos apoyábamos en los pospartos e incluso en la crianza de los hijos. Lejos de ser enemigas eramos conscientes de que juntas podíamos hacer cosas maravillosas.
La Doula te ayudar a recordar las memorias ancestrales del nacimiento, te ayuda a conectar con tu sentir por medio del canto carnático, la correcta alimentación, la relación contigo misma y con tu pareja, así como con los hijos nacidos y los que no. Te ayuda a recordar como fue tu propio nacimiento para que a través de esa memoria puedas crear el nacimiento de tus hijos. Incluso cuando decides tener una cesárea, la doula te acompaña también en ese proceso. Es maravilloso sentir que podemos parir, pero también es maravilloso que sabemos que contamos con el apoyo de una mujer que sabe lo que estamos sintiendo, que esta ahí para apoyarnos y para recordarnos lo fuerte que somos. Miles de años pariendo han quedado registrados en nuestras células humanas. Es confiar en nuestro sentir y saber que no estamos solas. Es saber pedir ayuda, compañía y contención cuando lo necesitemos. Ser fuertes no es callar y tragarnos todo el dolor: ser fuertes implica saber cuando recurrimos a otro también.
Pero una Doula no puede parir por ti! Solo puede estar a tu lado para que sepas que no estas sola. Te puede ayudar a regular la respiración, hacerte un masaje, darte una palabra de aliento, pero no puede traer a ese pequeño ser por ti! Esa es tu labor. Así como ni el médico ni la Partera lo pueden hacer. La Doula respeta el proceso de la mujer que acompaña, así como los profesionales que ella escoja para que la asesoren en sus diferentes inquietudes. La Doula se apoya también en doctores, parteras, médicos de diferentes enfoques y saberes cuando sea necesario. Pedir a una doula que nos acompañe es un acto de humildad, de empoderamiento, de disciplina y de sabiduría. Es saber que vamos a abrir una puerta muy especial en nosotras que nunca más se volverá a cerrar. Es tejer un lazo de amistad para toda la vida.